¿A qué edad iniciar el aprendizaje de la lectura?

En este artículo voy a hablarles sobre una cuestión que cada vez importa a más familias, un tema por la cual nos consultan más a menudo, y cuya respuesta es siempre difícil ya que depende de cada niño. La pregunta es: ¿a qué edad deben los niños aprender a leer?

Por ejemplo, en Finlandia, todo un referente en temas de educación, los niños no aprender a leer hasta los 7 años. Pero lo más significativo de este país es que al cabo de sólo dos años, los niños finlandeses lideran todos los rankings en temas de competencias lectoras. ¡Y eso es así desde hace 21 años!

Por el contrario, en muchos paises cada vez se adelanta más el momento de enseñar a los niños a leer y escribir, pero los resultados en comprensión lectora siguen siendo muy bajos y el fracaso escolar muy alto.

La pregunta entonces es: ¿están los alumnos de Educación Preescolar preparados para iniciar el proceso lector?; ¿cuándo está su cerebro preparado evolutivamente para dicho aprendizaje.

Jordi Catalán (licenciado en medicina y cirugía por la Universidad de Barcelona, especialista en atender a niños con problemas en el desarrollo en el Instituto del Desarrollo Infantil y con 40 años de experiencia en dicha área) lo tiene claro y lo contaba en su intervención en el I Congreso Internacional de Comprensión Lectora Infantil y Primaria (CICLIP). Este experto no daba tampoco respuesta a la pregunta, pero sí daba las claves para evaluar si un niño está preparado para comenzar el difícil proceso de aprender a leer.

Según el especialista, el problema actual de muchos sistemas educativos se encuentra en que exigimos al niño en función del curso y la Institución en la que está, sin una evaluación previa de sus capacidades.

Para que un niño pueda integrar, comprender y avanzar en el proceso lector, diferentes funciones de su cerebro deben funcionar correctamente y haber madurado lo suficiente para afrontar el duro reto que supone aprender a leer.

La clave está entonces en la madurez del niño y no en su edad: “hay niños que maduran más rápido y niños que maduran más lentos, algunos tienen una velocidad de aprendizaje más rápido que otros, y todos son normales”.

Lo ideal sería, antes de empezar el aprendizaje de la lectura, poder evaluar a cada niño individualmente y ver si ya ha alcanzado los requisitos madurativos necesarios para iniciar el proceso de aprender a leer. Según Jordi Catalán, son los siguientes:

1. Tener una coordinación motora preparada: es la habilidad de moverse de forma adecuada, buena coordinación de movimientos, habilidoso en sus movimientos. Por ejemplo: sabe montar en bicicleta, saltar a la pata coja, aguantarse con un solo pie,… Está claro que con el movimiento amplio no se lee, pero todo eso nos indica que el niño tiene una buena base en su cerebro reptil y que éste funciona de forma adecuada.

2. Dominar el control del movimiento: el niño debe ser capaz de estar sentado, quieto y atento. En este sentido, por ejemplo, los niños muy movidos no tienen capacidad para poder estar quietos y atentos a lo que se les está presentando para que lean, porque aún no controlan su movimiento, así que intentarlo será posiblemente un fracaso y un sobreesfuerzo para ellos.

3. Tener buena organización visual: no sólo agudeza (no tener miopía, hipermetropía, etc) sino tener unos buenos movimientos visuales y coordinación del movimiento fino. Porque con esta capacidad el niño, por ejemplo, podrá seguir las líneas del texto sin que haya saltos ni repeticiones.

4. Tener un vocabulario rico y saber expresar ideas. El niño debe tener una buena base de información, argumentar con eficiencia, tener una buena articulación de las letras y tener un vocabulario rico

5. Desarrollar capacidad de escucha y, sobretodo, de escucharse a si mismo. La no adquisición de esta capacidad está muy relacionada con problemas auditivos, otitis, drenajes,… eso causa que el proceso del lenguaje llegue más tarde, porque aunque se haya resuelto el problema, el niño ha sufrido un desfase, durante una época básica en su desarrollo no ha recibido toda la información que debería y su base de datos es menor.

6. Tener la lateraridad bien definida. Es decir, tener claros los conceptos derecha-izquierda.

7. Estar motivado: por último, pero no por eso menos importante, es básico que el niño esté motivado para aprender a leer.

Y Jordi Catalán añade un último requisito, que ya no es intrínseco del niño, pero es igualmente importante: el método de aprendizaje de la lectura debe ser atractivo.

El aprendizaje de la lectura es uno de los procesos más difíciles al que deberá hacer frente el niño, por eso es importante que llegue a él bien preparado. Si además de la dificultad que entraña de por sí aprender a leer, el niño acumula otras dificultades debido a que su cerebro aún no ha madurado del todo, el proceso puede hacerse muy complicado.

Si el niño llega sin todos esos requisitos mencionados, el aprendizaje se le hará mucho más difícil, aparecerá la desmotivación, la falta de interés e incluso cierta resistencia y bloqueo. Si algo me cuesta desmesuradamente, voy a evitarlo. Si como consecuencia de mi dificultad me obligan a repetir lecturas y a leer más, entonces me agobiaré, me cansaré, creeré que no soy capaz, que las cosas no me salen bien, mi actitud será a la defensiva,…y lógicamente el proceso será mucho más difícil

Lo peor de todo es el recuerdo que quedará en ese niño. Sin duda para él la lectura no será algo divertido y apasionante, sino un fastidio. Al final, conseguiremos que aprenda a leer, pero no le habremos enseñado a amar la lectura, así que difícilmente se convertirá en un adulto que lea.

En resumen, no hay una edad concreta a la que empezar la lectura, pues como hemos visto, el aprendizaje depende de la madurez y desarrollo individual de cada alumno. Lo ideal sería evaluar a cada niño y poder hacer un buen diagnóstico, para ver si está preparado para iniciar el proceso o no y descubrir si hay dificultades concretas y trabajar sobre ellas.

Espero haber aclarado algunos conceptos que muchas veces son pasados por alto en el momento en que las familias creen que ya es el momento adecuado para que su hijo comience a leer. Para el adulto, el proceso lector parece un proceso fácil porque se suele pensar que básicamente es la unión de diferentes fonemas, cada uno con un sonido determinado, la cual da lugar a palabras y, más adelante, a frases que formarán textos. El adulto no se detiene a analizar que, cada uno de estos comandos necesita una función cerebral concreta o varias trabajando juntas que, como adulto es capaz de realizar y comprender porque su cerebro está plenamente desarrollado. Y técnicamente es así, pero como hemos visto, el proceso lector implica otros muchos procesos cerebrales que, sencillamente, el niño no tiene aún físicamente desarrollados por su edad, hay conexiones neuronales que todavía no se han establecido y, por ello, no es capaz de comprender algo que el adulto, por su desarrollo cerebral, ve como algo evidente.

Así que no presionemos a los niños con el aprendizaje de la lectura a temprana edad puesto que, si bien habrá muchos que sean capaces desde pequeños, habrá otros que, por su desarrollo y madurez cerebral se demoren un poquito más en adquirir esta competencia. Y sobretodo, no pensemos que poner a un niño frente a un libro y obligarlo a leer va a ser la manera de que el niño aprenda. Más bien conseguiremos lo contrario, que su desmotivación haga aún más lento el proceso.

 

JOSÉ GIMÉNEZ SÁNCHEZ

DOCENTE EDUCACIÓN INFANTIL Y PRIMARIA

UNIVERSIDAD DE BARCELONA

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